La responsabilidad del poder
El antiguo adagio de “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”, popularizado por Spider-Man, no ha perdido su vigencia a pesar del paso de los siglos.
Además, es una frase que aplica para todos los campos y no es exclusiva del superhéroe arácnido, aunque sea quien mejor la ha entendido y puesto en práctica.
En el otro extremo de nuestro querido ‘trepamuros’ están aquellos que hacen todo lo contrario a lo que dicta el adagio: políticos vanidosos más preocupados por su propio bienestar que por su pueblo o empresarios egocéntricos y movidos por la avaricia.
El poder trae sensación de grandeza y aparente felicidad, pero también puede hacer que olvidemos lo que de verdad importa. Puede cegar y confundir. No se requiere demasiado poder para que esto suceda.
Creo que la famosa frase no solamente es válida en situaciones “grandiosas”, como en el caso de políticos, empresarios o superhéroes. En la cotidianidad también tiene mucho sentido. En la familia, el poder que tenemos como padres para guiar y acompañar el camino de nuestros hijos, por ejemplo.
Los problemas ocurren cuando nos quedamos con la primera parte y olvidamos las consecuencias. Es que, de hecho, hasta las pequeñas acciones del día a día tienen efectos en el otro y en el entorno. Es simple, pero no todos lo entienden.